EL
MANIFIESTO DE LOS PERSAS
“Era
costumbre en los antiguos persas pasar cinco días en anarquía
después del fallecimiento de su rey, a fin de que la experiencia de
los asesinatos, robos y otras desgracias, les obligase a ser más
fieles a su sucesor. Para serlo España a V.M. no necesitaba igual
ensayo en los seis años de su
cautividad
[…]. La monarquía
absoluta
[…]
es una obra de la razón y de la inteligencia; está subordinada a la
ley divina, a la justicia y a las reglas fundamentales del Estado;
fue establecida por derecho
de conquista
o por la sumisión voluntaria de los primeros hombres que eligieron
sus Reyes […]. Por todo lo cual pedimos se estime siempre sin valor
esa Constitución
de Cádiz,
y por no aprobada por V.M. ni por las provincias […] porque
estimamos las leyes fundamentales que contiene de incalculables y
trascendentales perjucios, que piden la previa celebración de unas
Cortes
españolas
legítimamente congregadas en libertad y con arreglo en todo a las
antiguas leyes”.
CLASIFICACIÓN DEL TEXTO:
El texto que estamos comentando es de tipo literario ya
que usando partes de un antiguo texto persa, intentan justificar la
legitimidad del absolutismo.
Este manifiesto está escrito y firmado en Valencia en
1814, semanas después de que Napoleón y Fernando VII firmaran el
Tratado de Valençay en dicha ciudad francesa. Con este último,
Fernando se coronaba como rey de España y se ponía fin a la larga
ocupación francesa (1808-1814). Los absolutistas esperaron a
Fernando en la ciudad del Turia desde donde, tras firmar el presente
tratado, se trasladaron a Madrid proclamando al nuevo rey (“el
deseado”).
No existe un autor concreto para este texto sino que
está redactado desde la opción absolutista española, postura muy
respaldada en una España evidentemente anquilosada en la tradición
del Antiguo Régimen aún a principios del siglo XIX.
El destino del texto es la totalidad de españoles para
hacerles ver que la verdadera ideología que profesa el rey es el
absolutismo.
ANÁLISIS:
Antes de analizar el presente texto, pretendo aclarar
algunas cuestiones: cuando habla de “cautividad” hace alusión a
los años de la guerra en los que el rey ha permanecido en la ciudad
de Valençay al amparo de Napoleón. Dicha cautividad no ha sido tal,
pues el trato recibido nunca fue el de un rehén.
Igualmente, “el derecho de conquista” al que se
refiere es el que se otorga durante la Edad Media a los distintos
reyes cristianos contra los musulmanes.
El texto es un fragmento del denominado “Manifiesto
de los Persas” con el cual Fernando VII se abrazaba al absolutismo
rechazando la obra de las Cortes de Cádiz.
El documento se inicia presentando un símil con la
costumbre persa de usar la anarquía en contraposición al orden. En
este caso, la anarquía serían los seis años de Guerra de
Independencia (1808-14) en los que además de las cuestiones bélicas,
se han producido reformas liberales que los autores del texto
engloban en dicha “anarquía”. Esta primera parte, sirve para
justificar la necesidad del orden que aporta el sistema del Antiguo
Régimen como solución ante todo lo vivido en estos años de guerra.
A continuación, hace una defensa del sistema de
monarquía absoluta la cual expresa como “obra de la razón”. El
uso de este término se debe a la importancia que venía teniendo
entre los círculos ilustrados desde el siglo XVIII. Asímismo,
defiende la soberanía del rey como resultado de la reconquista
realizada por sus antepasados.
La última parte sirve para criticar la obra de las
Cortes de Cádiz pretendiendo enterrarla para siempre con la
implantación del absolutismo en España.
COMENTARIO CRÍTICO
El presente texto muestra la verdadera ideología del
rey Fernando VII, aunque los liberales siempre tuvieron la esperanza
de convencerlo para su causa, tanto Fernando como sus sucesores se
abrazaron siempre que pudieron a las ideas más conservadoras. “El
Manifiesto de los Persas” deja en evidencia al rey y a la sociedad
española como una de las más atrasadas en la Europa de la época.
El hecho narrado sirvió para inaugurar una etapa de veinte años de
absolutismo, sólo interrumpidos por el Trienio Liberal (1820-23).